sábado, 20 de febrero de 2010

Venecia, baby!

Eran casi las 16 Hs. en Capital Federal y de pronto el cielo se puso negro. Aproximadamente media hora después, empezaron los baldazos de agua. Una compañera llegó a su turno de guardia a las 18 Hs. sin zapatos, empapada y asegurando que le cayeron todos los milímetros de agua a ella sola.

Con otra compañera pensamos las alternativas que nos quedaban: Salir preparadas a empaparnos de pies a cabeza, o quedarnos a dormir en el sótano (nos tocó el subsuelo de un edificio de 2 pisos, mala suerte) mirando películas y pidiendo comida de delivery para cenar. Desistimos de la idea porque las sillas son muy incómodas para dormir y quizás porque nos solidarizamos con el pobre el chico del delivery.

Así que salí a las 18:45 Hs., aprovechando que ya no caía agua... Claro, ¡estaba toda en la calle! La parada de colectivo a la que iba, estaba bajo medio metro de agua. Al menos eso parecía desde la orilla. Luego de rodear un par de cuadras inundadas, buscando la siguiente parada del colectivo, saqué mi boleto de $ 1,25 y me subí, feliz de ir a casa al fin. ¡Y sentada! Eso era un buen día.

El colectivo se paró en un cruce, junto con todos los autos y colectivos que había alrededor, y allí quedó por más de media hora. Nunca supe si las veredas por las que se subían los autos eran doble mano o de un sentido, pero a ellos no parecía importarles. Mucho menos les importaba levantar olas, ¡total los transeuntes querían divertirse con sus tablas de surf! La solidaridad de la gente es algo especial.

Mientras la gente estaba histérica y enojada tocándole bocina al agua para que se corra, yo estaba muy divertida mandando mensajitos de texto tipo: "Me compré una casita estilo colectivo, tiene una vista hermosa, rodeada de agua, una belleza". ¿Negación? Nah... Resignación y aceptación.

No me pareció buena idea bajarme y tomar un taxi, ya que los taxis estaban en la misma (y más abajo...) que mi colectivo. Además, ¿qué indicaciones iba a darle?

- Agarrá la Avenida Corrientes y dale hasta Agüero, ahí doblá en Arroyo...
- ¿No es mejor seguir por Fragata y darle hasta Islandia?
- Tenés razón. Y ahí dejame en Roca, que voy por Descalzi hasta que Escurra...


No, no era buena idea... Me quedé sentadita donde estaba, total, algún día íbamos a llegar, ¿no? Y sino ya estaba evaluando con cuáles de los pasajeros me convenía hacer alianza y compartir las 4 galletitas que tenía en el bolso a cambio de que sean mis subordinados si el mundo se acababa.

La gente hablaba por teléfono para decirle a sus parientes o citas que aún seguían ahí. Como las conversaciones en las que uno se enoja por el clima me resultan sin sentido, yo me imaginaba otras más divertidas (y más evaluables en una sesión con el psicólogo). En mi cabeza había comentarios del tipo: "Llego tarde, la góndola no pasaba más y encima cuando subí nos metimos en un remanso... Acá no hay quien avance" o "Mi vida, iba a ir nadando pero pensé que era más rápido si me tomaba el bote. Me equivoqué, un bajón...".

Temporal (19 de Febrero 2010)

Imagen publicada en www.ellitoral.com


En fin, un desastre esta ciudad, muy poco preparada para el agua. ¿Nadie les comentó que se iban a derretir los glaciares algún día? Más razones para volver al Sur y hacerme una casita en la cima de una montaña.